sábado, 27 de diciembre de 2014

Algo sobre metas…

por Tomás Eliseo Martínez

 Introducción:
Siempre que estamos por terminar un año viene una sensación de frustración por propósitos y objetivos no alcanzados. Y los años vienen y se van y cada fin de año se repite la angustia de sentirnos  ineficaces...

¿Qué podemos hacer para parar este ciclo vicioso que experimentamos año con año?

1º. Primeramente quiero sugerir una evaluación de los logros y por que se dieron, así como analizar los factores que impiden que seamos efectivos en alcanzar las metas propuestas.
Jesucristo, nos dio un ejemplo al afirmar que se debe considerar el coste de ser un seguidor de El. Tener la disposición de sacrificar posesiones, relaciones para ser un discípulo genuino. Habló de la importancia de ser realista con las metas propuestas al narrarnos sobre el constructor de una torre que hace números para saber  si tiene las finanzas adecuadas para lograr la edificación y no quedarse a medias.

Pablo en Filipenses nos dice que la meta debe perseguirse, lo que implica que no debemos desanimarnos tan pronto. Muchas veces nos rendimos demasiado luego, somos muy comodones y no queremos pagar el precio. Jesús murió en una cruz para lograr la redención del ser humano. Pablo murió decapitado, pero pudo decir: He acabado la carrera.

Myron Rush, en su libro  Administración un Enfoque Bíblico, nos dice: “el tamaño de Dios se refleja en el tamaño de las aspiraciones” sigue diciendo: “Si quieres saber el tamaño de tu Dios, observa el tamaño de tus metas y lo que le pides a Dios que te haga”
No podemos seguir viviendo y desarrollando nuestro ministerio sin saber hacia donde vamos. Necesitamos metas a seguir, y evaluar el desempeño nuestro en la búsqueda de realizarlas.

2º  En segundo lugar, quiero sugerirte que practiques lo que ya sabes, tanto de las Escrituras como de buenos libros que sin duda has leído.
Estoy seguro que quienes leen esta reflexión tienen suficiente y quizás más que suficiente información sobre como establecer metas correctas, realistas, medibles, etc. Me temo que el problema no es falta de conocimiento, sino el de querer vivir con metas. Algunos no se establecen metas por una comprensión equivocada de lo que es fe, otros por no querer vivir enmarcados en un rumbo predeterminado.

La importancia de establecer metas, es tener un claro sentido de destino. Significa saber donde estamos y hacia donde vamos. Esto nos ayuda a dar los pasos adecuados en la dirección correcta. Este proceso comienza contestando tres preguntas:

¿Dónde estoy ahora?
¿Dónde quiero estar?
¿Cómo puedo llegar allí?

Lo que quiero enfatizar es la importancia del querer hacer. La importancia de las metas es que le dan sentido a lo que hacemos. La palabra griega Skopós usada por el apóstol Pablo en Filipenses 3:14 puede traducirse como meta, objetivo y blanco: lo que es un punto de mira para el tirador y meta triunfal para el atleta.

Wilfredo Calderón afirma: “Fijar objetivos para realizar las actividades de la iglesia debe ser el ideal de todo líder, si es que desea progresar y conducir la marcha de su iglesia con éxito y resultados positivos. Por ejemplo, la evangelización, el crecimiento de la iglesia, la educación cristiana, la construcción del templo y las facilidades para la educación, el desarrollo social y espiritual del pueblo, etc. Son trabajos que caminan muy mal, por falta de líderes con visión y objetivos”.

Gene Getz nos dice que: “un objetivo es una declaración más específica de una aspiración, el cual si se logra producirá un progreso en el cumplimiento de cada propósito escritural.” Con relación a la meta dice: “es una declaración aún más especifica de lo que debe cumplirse para progresar hacia un objetivo”. 
Una característica de toda meta es el hecho de tener fecha de cumplimiento y cantidad (número). Estas dos cualidades de una meta es la que permite que sea medible. Una meta concreta y específica permite realizar las correcciones necesarias en el camino trazado para alcanzarla.

3º  En tercer lugar, quiero recordarte algunas palabras que son claves en la persecución de una meta.
a) Perseverancia, Un diccionario de sinónimos nos da otros términos entre los cuales seleccioné los siguientes: constancia, persistencia, tesón, tenacidad, insistencia, empeño. Muchas veces no alcanzamos las metas por rendirnos luego ante las barreras y obstáculos. Ejemplos de perseverancia los encontramos tanto en el Antiguo como Nuevo Testamento. También en la historia de más de XX siglos es larga la lista de quienes perseveraron para lograr grandes metas.

b) Equipo, Un líder solitario nunca será suficiente. Necesita colaboradores dispuestos a comprometerse con las responsabilidades que implica buscar alcanzar metas en compañía de otros. Un general sin soldados, por excelente estratega que sea no ganará la batalla. Un grupo de personas no necesariamente es un equipo; para serlo cada miembro colocado en el puesto adecuado por su capacidad desarrolla todo su quehacer en la búsqueda de la meta común.

c) Compromiso, es un pacto, un convenio que me obliga a…. en este caso una meta me compromete a planificar una serie de actividades que faciliten el proceso que determine paso a paso el como logra la meta establecida. Podemos tener excelentes metas; una buena estrategia para alcanzarlas, pero si no estamos firmemente comprometidos tenemos asegurado un rotundo fracaso.

d) Contentamiento, Pablo nos dice que el aprendió a estar contento, el contentamiento es la satisfacción interior que produce la convicción de estar haciendo aquello para lo que son buenos y con el propósito de servir a los demás en sus legítimas necesidades, este contentamiento nos permite avanzar, sin que las circunstancias nos amedrenten.

e)Oración, todo lo que hagamos debe estar sazonado con oración, oremos antes, durante y después de cada acción que busca el logro de una meta. Cristo es el modelo por excelencia de una vida de oración, Pablo en todas sus cartas destaca su vida de oración, Martín Lucero cuando tenía los días más saturados de trabajo se levantaba más temprano para orar más.

Conclusión:
James C. Hunter en su libro: La Paradoja, cita un proverbio Chino que reza: “Un viaje de tres mil leguas empieza con un solo paso” si no estamos desarrollando nuestra labor guiados por metas, ya es tiempo que comencemos, ya es tiempo que demos el primer paso con el propósito de que Dios sea glorificado.

eliseomartimartinez@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario