Hoy queremos dar continuidad a la serie de publicaciones que habíamos estado realizando sobre los acontecimientos históricos que se dieron durante la reforma protestante, como fuente sobre los datos históricos estamos utilizando el libro de Justo Gonzáles, hoy compartimos el pensamiento de Lutero acerca del conocimiento de Dios
El conocimiento de Dios
Lutero concuerda con buena parte de la
teología tradicional al afirmar que es
posible tener cierto conocimiento de Dios por medios puramente racionales o
naturales. Este conocimiento le permite al ser humano saber que Dios existe, y distinguir entre el bien y el mal. Los
filósofos de la antigüedad lo tuvieron, y las leyes romanas muestran que por lo
general los paganos sabían distinguir entre el bien y el mal. Además, los
filósofos llegaron a la conclusión de que hay un Ser Supremo, del cual todas
las cosas derivan su existencia. Pero ése no es el verdadero conocimiento de
Dios. A Dios no se le conoce como quien usa una escalera para subir al tejado. Todos los esfuerzos de la mente humana por
elevarse al cielo, y conocer a Dios, resultan fútiles. Eso es lo que Lutero
llama “teología de la gloria”. Tal
teología pretende ver a Dios tal cual
es, en su propia gloria, sin tener en cuenta la distancia enorme que separa al
ser humano de Dios. Lo que la teología de la gloria hace en fin de cuentas es
pretender ver a Dios en aquellas cosas
que los humanos consideramos más valiosas, y por tanto habla del poder de Dios, la gloria de Dios y la
bondad de Dios. Pero todo esto no es más que hacer a Dios a nuestra propia
imagen, y pretender que Dios es como nosotros quisiéramos que fuese. El hecho
es que Dios en su revelación se nos da a conocer de un modo muy distinto. La suprema revelación de Dios tiene lugar
en la cruz de Cristo, y por tanto Lutero propone que, en lugar de la “teología de la gloria", se siga el camino de la
“teología de la cruz”. Lo que tal teología busca es ver a Dios, no donde nosotros quisiéramos verle, ni como nosotros
quisiéramos que fuera, sino donde Dios se revela, y tal como se revela, es
decir, en la cruz. Allí Dios se
manifiesta en la debilidad, en el sufrimiento, en el escándalo. Esto quiere
decir que Dios actúa de un modo radicalmente distinto a como podría esperarse. Dios, en la cruz, destruye todas nuestras
ideas preconcebidas de la gloria divina. Cuando conocemos a Dios en la
cruz, el conocimiento anterior, es decir, todo lo que sabíamos acerca de Dios
mediante la razón o por la ley interior de la conciencia, cae por tierra. Lo
que ahora conocemos de Dios es muy distinto de ese otro supuesto conocimiento
de Dios en su gloria.
Ojo crítico:
1- ¿En qué concuerda el pensamiento de
Lutero con la teología tradicional?
2- ¿Qué le permite saber al ser humano este
conocimiento?
3- ¿Por qué razón no podemos considerar
este conocimiento como verdadero conocimiento de Dios?
3- ¿En qué difiere la teología de la gloria
y la teología de la cruz?
Fuente: GONZALES,
JUSTO L. 1994 Historia del Cristianismo Tomo 2. Desde la Era de
la Reforma hasta la Era Inconclusa, Editorial Caribe, Miami, Fla, pag.47